Relación entre psicología y salud



En algún punto de la vida, la mayoría de las personas se han cuestionado si se encuentran o no saludables, siendo capaces de reconocer cuando no se sienten del todo bien, cuando padecen alguna dolencia o malestar físico. No obstante, se ha obviado por años que el concepto de salud va más allá de poseer bienestar físico.

Por su carácter multidimensional, este concepto debe ser revisado a la luz de diferentes aspectos teóricos, culturales y sociales, razón por la cual depende del lugar en el cual se formula. Al revisar el concepto planteado por la Organización Mundial de La Salud (OMS) en 1974, este expone: "La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de la enfermedad". El problema radica en explicar qué es el "bienestar" para cada individuo. Por supuesto que el concepto refleja una connotación positiva de la salud, sin embargo se encuentra idealizado, y no sería útil aplicarlo por ejemplo, a los servicios de salud, porque elaborar indicadores operativos de la salud, resulta poco eficiente.

Se hace necesario entonces replantearse: ¿Qué es Salud? Este concepto abarca un amplio abanico de aspectos físicos, psicológicos, conductuales, económicos, culturales e incluso espirituales. En la actualidad, las principales causas de muerte provienen de estilos de vida y conductas poco saludables, adaptadas por las personas en respuesta a situaciones de estrés que no logran manejar del todo bien por no poseer las herramientas adecuadas.

Por otro lado, la psicología como ciencia se ha encaminado en el estudio de los aspectos negativos y patológicos del ser humano, dejando de lado en ocasiones, aspectos positivos como por ejemplo, la resiliencia, la sabiduría, la gratitud, la felicidad, entre otros. Es por ello que algunas corrientes psicológicas como la psicología positiva y la psicología de la salud, surgen con un enfoque basado en el bienestar psicológico y las fortalezas humanas.

Luis Oblitas (2007) planteó que la psicología de la salud, es el campo de especialización de la psicología que aplica los principios, las técnicas y conocimientos científicos desarrollados por esta a la evaluación, el diagnóstico, la prevención, el tratamiento y la modificación  de trastornos físicos y/o mentales o cualquier otro comportamiento relevante para los procesos de salud y enfermedad, en los distintos y variados contextos en que esta pueda tener lugar.

Dentro de esta disciplina, se comienza a reemplazar el modelo biomédico, que considera al ser humano como un cuerpo y una mente separados, por el modelo biopsicosocial, el cual incluye al paciente, el contexto social en el que se desenvuelve y el sistema complementario social, tomando en cuenta el papel del médico y los sistemas de cuidado de salud.

Para explicar estas diferencias con un breve ejemplo, puede suponerse que un paciente con un diagnóstico de cáncer de pulmón, enfrentará su enfermedad de manera diferente si se trata de alguien que tiene atención médica adecuada, apoyo, paciencia y cuidados por parte de sus familiares y amigos y que cuenta con los recursos económicos y por parte del estado para cumplir con una alimentación adecuada y con los tratamientos y requeridos. Distinto sería el caso de una persona que no cuente con el apoyo de sus familiares, no reciba atención médica oportuna por distintas razones y que no tenga en general, acceso a los servicios de salud.

Para el ejemplo anterior, hay que considerar que estas situaciones externas afectan a la persona de manera positiva o negativa, pero realmente depende de la inteligencia emocional, personal y social de cada individuo, para ser consciente de las emociones y sentimientos tanto de él mismo como de los demás, para poder afrontar las distintas situaciones.

Lo que para una persona implica bienestar, tal vez para otra no es algo indispensable para su felicidad. Ahora bien, hablar de enfermedad como ya se ha visto, no solo radica en lo físico; una persona completamente saludable físicamente, puede estar padeciendo de angustia, estrés o alguna carencia emocional, económica, social o afectiva, que a su vez puede llegar a tener repercusión en la parte física, y de allí la importancia de reconocer las conductas que hacen al ser humano más susceptibles a enfermar, así como aprender a resaltar aquellas que más bien lo protegen de la enfermedad en todo el sentido de la palabra.


Las conductas saludables no son sencillas de adquirir, y es importante destacar que no solo incluyen hacer ejercicio físico, dormir 8 horas diarias, tener buenos hábitos alimenticios y reducir o evitar el consumo de tabaco o alcohol, sino que también es igual de importante desarrollar estilos de vida minimizados de emociones negativas, tener optimismo, buen humor, reír y resaltar de nosotros mismos, todas aquellas cualidades positivas y fortalezas emocionales e interpersonales, que nos ayuden en la consecución de nuestros objetivos y a fortalecer nuestras amistades, aún en las situaciones adversas. 

Al regresar al concepto de la OMS sobre la salud, no se puede pasar por alto que este resalta que la salud no es responsabilidad exclusiva del sector salud, sino también de otros sectores y es que el concepto no se queda en el ámbito individual, sino que puede (y debe) extrapolarse al colectivo social. ¿Cuándo una sociedad está saludable?, ¿Cuándo está enferma? Son preguntas que plantearnos, pero que son respondidas a través de las estadísticas, como las cifras de mortalidad materna e infantil, que reflejan el grado de desarrollo de un estado, sin embargo, este tema es aún más complejo de abarcar, pues a veces, se adaptan modos de vida poco saludables, por lo cual, el personal de salud, incluidos los psicólogos de la salud, deben promocionar estilos de vida saludables, lograr la prevención de enfermedades; modificando hábitos insanos asociados a las mismas (como el hábito del tabaco); tratar enfermedades específicas, como el cáncer, el SIDA, la diabetes, la depresión, entre otros, combinando los tratamientos médicos habituales junto con los tratamientos psicológicos y por supuesto, evaluación y mejora del sistema sanitario.

Puede concluirse que las personas gozan de salud o padecen de enfermedad por la calidad de sus emociones y su manejo adecuado, su conducta y sus cogniciones y que tener hábitos saludables contribuye a fortalecer la salud; aprender a solucionar los problemas mediante nuevas estrategias como la práctica de actividades físicas, culturales y recreativas contribuye a un mejor manejo de la enfermedad.
 

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